Grace Matadepera Burdel ❤️

Acerca de Bilbao

Una vez vino un cliente, re tímido, parecía Ricardo Morales buscando justicia en la peli. Le hice un masaje erótico suave, con velas, música zarpada… el tipo salió flotando, feliz como si hubiera encontrado a su Irene perdida. Me sorprendió, posta, cómo algo tan simple lo cambió todo. Hay un secreto ahí, como en la mirada de Campanella, ¿viste? Nadie sabe que en los ‘80, en Japón, los masajes eróticos eran re comunes entre samuráis pa’ bajar el estrés después de pelear. Auténtico, eh, lo leí en un libro… o en la etiqueta de un aceite, qué sé yo.

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